Traductor - Translation

Esta es la tapa virtual

Esta es la tapa virtual

jueves, 14 de abril de 2016

En el ashram de Sri Ramana Maharshi

   Durante mi viaje, estuve varias semanas en el ashram de Sri Ramana Maharshi, meditando en el salón donde él solía pasar la mayor parte de su tiempo, frente a su diván, sobre el cual había un gran retrato suyo. También subí algunas veces a la montaña sagrada, Arunachala, y me senté una inolvidable vez a practicar en la que había sido la habitación de la madre de Sri Ramana. Esa habitación está en la vivienda construída alrededor de la cueva donde Sri Ramana pasó muchos años meditando: Skandashram. Y también conocí a Swami Satyananda,  quien había sido asistente personal del Maharshi durante los últimos años de su vida.
  Estas vivencias aparecen en la novela, con apenas algunas modificaciones que fueron necesarias para ajustarse a la ficción. Pero lo esencial permaneció igual. Y todo lo referido a Sri Ramana Maharshi está en el Diario de la protagonista, cuyas sucesivas partes se van intercalando,a lo largo de la novela, entre los capítulos.
 

   
Skandashram. Entrada a la cueva

Swami Satyananda en su hogar, año 1983
Estas fotos son propiedad de la autora y pueden ser reproducidas citando la fuente. 


Algunos fragmentos:

   “No dudo, como todos dicen, que la energía de Sri Ramana sigue aquí... Es poderosa: una energía vasta y suave, profunda y silenciosa, que me empuja a un estado de absorción apenas me siento, como si no fuese únicamente el retrato de Bhagavan el que está allí, sino él en persona… Esa paz y ese silencio, que todos los que lo conocieron declaraban sentir en su presencia, se percibe en todos los espacios del ashram, aunque particularmente y con más intensidad en ese salón. Paso casi todas mis horas allí, meditando.” 

  “Hoy por la tarde fuimos a Skandashram en grupo, con gente que ya conocía y algunos recién llegados… Skandashram está sobre una de las laderas de Arunachala. Cuando entramos y vi la pequeña cueva sentí una emoción inmensa. En ese lugar Sri Ramana vivió -en compañía de su madre y varios discípulos- después de abandonar la otra cueva, Virupaksha,  donde había pasado muchos años…  Se trata de una vivienda muy sencilla, con la pequeña cueva dentro. Imaginé al Maharshi pasando la mayor parte de su tiempo allí, dentro de ese pequeño espacio, y me pareció absolutamente extraordinario… En una de las habitaciones la madre de Sri Ramana abandonó este mundo. Ahora es un cuarto despojado de objetos, con las paredes blancas. Allí nos sentamos a  meditar.” 

   “Hoy, después del almuerzo, H. me propuso que fuéramos a visitar a Swami Satyananda, quien sirvió al Maharshi durante cuatro años, hasta su desencarnación, y que permaneció catorce años en silencio después de la misma.  Ya sabía que todos iban a visitarlo, pero si no hubiera ido con H. no me hubiera atrevido. Es que después de tantos días sumergida en el pensamiento y la energía del gran místico, lo reverencio como hacen todos, y visitar a alguien que lo trató de cerca  me intimidaba enormemente. Pero la verdad es que me encontré con un monje muy accesible, amable y humilde, quien igual que su maestro habla poco, más bien se expresa con gestos y sonrisas, y que no parece cansado de responder siempre a las mismas o parecidas preguntas, ya que todos le piden que cuente acerca de Sri Ramana y de lo que significó estar tan cerca de él. En su pequeña morada hay un altar lleno de retratos e imágenes, no solamente de Baghavan sino de otros místicos, incluso dos imágenes de Jesús Cristo. Insistió en ofrecernos agua para beber y parecía contento por nuestra visita. Estuvimos como media hora… Como ocurre con casi todos los indios y sobre todo cuando son monjes, es imposible deducir su edad. Parece todavía joven, pero hice cálculos, y dado que Baghavan desencarnó en 1950, el Swami no puede ser tan joven. Sin embargo, lo parece.  Cuando nos retiramos, nos abrazó.”