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Esta es la tapa virtual

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miércoles, 30 de noviembre de 2016

Las películas de la India, tan distintas...


   En el capítulo 4 de la novela, la protagonista va al cine. Mi personaje tiene una ayuda que yo no tuve, una amiga hindú que la acompaña, le traduce y le explica. Porque como todo, ir al cine en la India es una pequeña aventura. 
 Las películas hechas en la India son muy diferentes a las películas occidentales. Incluso hoy, cuando la India forma parte de este mundo global y abundan las coproducciones filmadas en occidente, siendo  los temas del gusto masivo (thrillers, mucha acción, la mafia, etc.), siempre -y a pesar de eso- hay ciertas características que las diferencian. 
  Por empezar, hay  mucha disparidad en la forma. El cine de la India  abunda en música, canciones y danza, que se repiten a lo largo de dos o tres horas de metraje (o incluso más). Y es común que haya una mezcla de estilos. Mientras que en el cine de Occidente los géneros están definidos (comedia o drama o aventuras o romance),  en las películas indias es muy común que todo esté mezclado.  Lo que empieza como una comedia puede derivar en un drama terrible, y el suspenso de la acción y la intriga suele disolverse en la dulzura del romance… Y aquí tenemos otro rasgo formal del cine de la India: su delicadeza en las escenas románticas. Mientras que en el cine de Occidente nunca faltan las escenas de sexo, que muchas veces tienen una crudeza que roza la pornografía, en las películas de la India las escenas románticas son siempre pudorosas. Cuando debe mostrarse (porque la trama lo exige) que hay un encuentro sexual entre dos personajes, esto se muestra de un modo sutil, delicado, apenas insinuando.  
  Pero más allá de lo formal, un rasgo esencial en las películas indias es la presencia de Dios, de la religión y de los valores morales. En mayor o menor medida estos aspectos están presentes, ya que la gran religiosidad de los habitantes del país (cualquiera sea su religión) aparece en sus films. Hay mensajes edificantes, los personajes aprenden lecciones, e incluso en las películas que critican aspectos de la cultura tradicional (aspectos que los intelectuales del país ya consideran obsoletos, como el matrimonio concertado por las familias, el sometimiento de las mujeres, el exceso de prejuicios, las desigualdades sociales y de casta, etc.) hay siempre un margen de moderación en la crítica y un respeto subyacente por aquello que en la India es intocable: la religión (cualquiera que ésta sea) y los valores más elevados. 
   No es que no hayan personajes malvados o que no se muestren delitos o corrupción o maltrato (y un largo etcétera, porque abundan las venganzas), pero casi siempre el mal es castigado y los malos se arrepienten, sienten culpa y realizan acciones que los redimen. 
   En una película hay un mafioso que, al recibir su castigo, reconoce que no podía ocultar por más tiempo ante los ojos de Dios sus malas acciones y que por lo tanto su castigo era inevitable. En “Jodhaa Akbar”, una hermosa superproducción de tema histórico, épico y romántico, el mensaje central es el respeto a todas las religiones y la importancia de que los gobernantes protejan a sus pueblos y sean justos.  En una película de carácter muy moderno, la excelentísima “Piku”, donde la protagonista es una arquitecta joven bastante desprejuiciada, que no está casada y tiene un amante (cosa que su absorbente padre sabe y acepta), hay sin embargo algunos mensajes. Por ejemplo,  Piku (la protagonista) dedica gran parte de su tiempo a la atención de su padre hipocondríaco y cuando un amigo se lo cuestiona, ella defiende esa actitud (muy tradicionalmente hindú) de ocuparse de los padres cuando son ancianos. 
 
Raj Mandir Cinema, Jaipur

 Esta foto es cortesía de  Pnp (usuario de Flickr)
y está protegida por una licencia creative commons

 Para concluir este post, diré que es un cine digno de ser tomado en cuenta por aquellos que buscan algo más que entretenimiento en una película. 

Muchas de las películas de la India pueden verse en Youtube, con subtítulos en inglés y algunas también con subtítulos en castellano.

jueves, 14 de abril de 2016

En el ashram de Sri Ramana Maharshi

   Durante mi viaje, estuve varias semanas en el ashram de Sri Ramana Maharshi, meditando en el salón donde él solía pasar la mayor parte de su tiempo, frente a su diván, sobre el cual había un gran retrato suyo. También subí algunas veces a la montaña sagrada, Arunachala, y me senté una inolvidable vez a practicar en la que había sido la habitación de la madre de Sri Ramana. Esa habitación está en la vivienda construída alrededor de la cueva donde Sri Ramana pasó muchos años meditando: Skandashram. Y también conocí a Swami Satyananda,  quien había sido asistente personal del Maharshi durante los últimos años de su vida.
  Estas vivencias aparecen en la novela, con apenas algunas modificaciones que fueron necesarias para ajustarse a la ficción. Pero lo esencial permaneció igual. Y todo lo referido a Sri Ramana Maharshi está en el Diario de la protagonista, cuyas sucesivas partes se van intercalando,a lo largo de la novela, entre los capítulos.
 

   
Skandashram. Entrada a la cueva

Swami Satyananda en su hogar, año 1983
Estas fotos son propiedad de la autora y pueden ser reproducidas citando la fuente. 


Algunos fragmentos:

   “No dudo, como todos dicen, que la energía de Sri Ramana sigue aquí... Es poderosa: una energía vasta y suave, profunda y silenciosa, que me empuja a un estado de absorción apenas me siento, como si no fuese únicamente el retrato de Bhagavan el que está allí, sino él en persona… Esa paz y ese silencio, que todos los que lo conocieron declaraban sentir en su presencia, se percibe en todos los espacios del ashram, aunque particularmente y con más intensidad en ese salón. Paso casi todas mis horas allí, meditando.” 

  “Hoy por la tarde fuimos a Skandashram en grupo, con gente que ya conocía y algunos recién llegados… Skandashram está sobre una de las laderas de Arunachala. Cuando entramos y vi la pequeña cueva sentí una emoción inmensa. En ese lugar Sri Ramana vivió -en compañía de su madre y varios discípulos- después de abandonar la otra cueva, Virupaksha,  donde había pasado muchos años…  Se trata de una vivienda muy sencilla, con la pequeña cueva dentro. Imaginé al Maharshi pasando la mayor parte de su tiempo allí, dentro de ese pequeño espacio, y me pareció absolutamente extraordinario… En una de las habitaciones la madre de Sri Ramana abandonó este mundo. Ahora es un cuarto despojado de objetos, con las paredes blancas. Allí nos sentamos a  meditar.” 

   “Hoy, después del almuerzo, H. me propuso que fuéramos a visitar a Swami Satyananda, quien sirvió al Maharshi durante cuatro años, hasta su desencarnación, y que permaneció catorce años en silencio después de la misma.  Ya sabía que todos iban a visitarlo, pero si no hubiera ido con H. no me hubiera atrevido. Es que después de tantos días sumergida en el pensamiento y la energía del gran místico, lo reverencio como hacen todos, y visitar a alguien que lo trató de cerca  me intimidaba enormemente. Pero la verdad es que me encontré con un monje muy accesible, amable y humilde, quien igual que su maestro habla poco, más bien se expresa con gestos y sonrisas, y que no parece cansado de responder siempre a las mismas o parecidas preguntas, ya que todos le piden que cuente acerca de Sri Ramana y de lo que significó estar tan cerca de él. En su pequeña morada hay un altar lleno de retratos e imágenes, no solamente de Baghavan sino de otros místicos, incluso dos imágenes de Jesús Cristo. Insistió en ofrecernos agua para beber y parecía contento por nuestra visita. Estuvimos como media hora… Como ocurre con casi todos los indios y sobre todo cuando son monjes, es imposible deducir su edad. Parece todavía joven, pero hice cálculos, y dado que Baghavan desencarnó en 1950, el Swami no puede ser tan joven. Sin embargo, lo parece.  Cuando nos retiramos, nos abrazó.”

    

domingo, 28 de febrero de 2016

El matrimonio en la India

Acicalando a una novia. Óleo de Raja Ravi Varma, pintor hindú del siglo XIX.
Obra en Dominio Público, gentileza de Wikimedia Commons


   Durante mi viaje, al conversar con algunas amigas hindúes*, lo que más me sorprendió fue la arraigada costumbre del matrimonio arreglado por las familias. Para nosotros los occidentales, el enamoramiento y la formación de una pareja son un asunto completamente privado, que surge de una elección libre e individual. Ese control parental o familiar me pareció al principio inconcebible, no podía comprenderlo. Pero al saber más detalles de cómo ellos lo experimentaban, pude verlo de otra forma e incluso apreciarlo de un modo positivo. 
  Mis inquietudes acerca de este tema aparecen en la trama de la novela, porque es un asunto que todavía me impresiona. Y al investigar si esa tradición seguía con igual fuerza en nuestros días se reavivó mi perplejidad, porque supe que a pesar de la creciente occidentalización (o globalización) que la India experimenta y de la mayor difusión del matrimonio por amor, continuaba prevaleciendo el matrimonio arreglado por los padres y/o familiares, si bien en una versión más moderna. Es ya completamente habitual que los contrayentes intervengan en la decisión y puedan vetar al candidato o candidata si no les gusta. Y es cada vez más común que sean los mismos interesados quienes propongan al futuro consorte. Pero siempre, inevitablemente, la hegemonía familiar prevalece y son las familias de ambos candidatos quienes aprueban o rechazan la realización de la boda. Y por lo que he comprobado, un matrimonio sin la aprobación de las respectivas familias equivale a una declaración de guerra. 
   En tiempos pasados, el cónyugue potencial era generalmente recomendado por amigos y parientes. Luego los padres investigaban… Como parte de la investigación, solían consultar a numerólogos y astrólogos, para ver si esos aspectos de los futuros contrayentes estaban en armonía. Si todo lo que averiguaban concordaba con sus expectativas, organizaban un encuentro entre ambos. Con frecuencia, ese encuentro era el único previo a la decisión. 
   Hoy en día a este modelo se han incorporado variantes propias del siglo en que vivimos. Hay portales de Internet donde aparecen los perfiles de aspirantes al matrimonio, con sus fotos y datos. Y dichos aspirantes pueden chatear, mandarse mails y usar Skype, antes de pasar al siguiente paso, que es el encuentro personal.  
  Mientras escribía y corregía la novela, vi (y sigo viendo) innumerables películas hechas en la India, muchas de las cuales tratan el tema del matrimonio concertado, ya sea de un modo específico o tangencial. Y si bien en algunas aparece el problema del rechazo por parte de uno de los contrayentes (generalmente ella) y la inevitable tragedia y frustración (porque los padres imponen su decisión), en otras los contrayentes se muestran muy felices y se casan sin poner objeciones. Me resultaba difícil creer que las cosas fueran tan fáciles (bueno, son películas de Bollywood, el Hollywood de la India, y en muchas de ellas hay bastante fábula y exageración), hasta que vi una película que me gustó mucho y cuyo tratamiento del tema me pareció muy realista. Su nombre es “Just Married” (Recién Casados) y su directora es una mujer hindú bastante joven, que se llama Meghna Gulzar. El film narra la luna de miel de un joven matrimonio, unido mediante la usanza tradicional. Y muestra lo que yo suponía que a menudo sucede, aunque nunca me lo habían mostrado. Aunque el chico quiere iniciar la relación sexual de inmediato, ella manifiesta un gran rechazo. Esa obligación de intimar con un flamante marido al que percibe como un extraño la asusta indeciblemente, y reiteradamente lo rechaza. Me pareció muy ilustrativo del trasfondo, de lo que no se ve por detrás del todavía floreciente matrimonio arreglado. Creo que esta película revela lo que una buena parte de las mujeres indias deben sentir los primeros días de su matrimonio. La historia está narrada con inteligencia y gracia, y es una reflexión bastante profunda acerca de la relación de pareja en la India, ya que además de los protagonistas, aparecen otras parejas que están en el mismo hotel que ellos, ilustrando otras variantes alrededor del tema. (Se puede ver en YouTube, con subtítulos en inglés). 
   Una explicación al motivo de que esta clase de matrimonio aún prospera, es que para los indios mantenerse dentro de su comunidad de origen es prioritario. Y para eso es importante que los contrayentes compartan casta, religión, nivel socioeconómico, etc. 
  Además, la desaprobación por parte de los padres es en la India un problema grave. No sólo está muy mal visto, sino que puede ser una tragedia en el entorno familiar y social, por lo cual muchos jóvenes prefieren renunciar a un futuro consorte que les gusta si sus padres no lo aprueban. 
  Otra causa del matrimonio concertado es la dote. Esta vieja usanza sigue en pie en muchísimos casos, y muchos jóvenes eligen a su futura novia teniendo muy en cuenta la dote que ella va a aportar. 
  En la India el matrimonio es el único espacio socialmente aceptado para el intercambio sexual y aunque eso está empezando a cambiar, sobre todo entre las minorías de clase alta, que se mueven en ambientes universitarios o estudian en el extranjero, para una gran mayoría de los indios el matrimonio es la opción más conveniente y segura (sobre todo si son mujeres).  
   Lo curioso es que de acuerdo a los analistas y a los estudios especializados, los matrimonios concertados son más exitosos a la larga que los matrimonios por amor. En Quora, un muy interesante portal de preguntas y respuestas (por ahora, lamentablemente, sólo en inglés) encontré un interesante aporte de un usuario -cuyo nombre es Manikanta Tankala-  que me pareció bastante revelador. Dice que la causa de que suelan funcionar mejor los matrimonios concertados que aquellos por amor es que en las uniones arregladas todos los aspectos son cuidadosamente considerados. Las metas en la vida y los intereses de cada uno tienen que ser compatibles, y esto facilita el compromiso de por vida y el seguir juntos a pesar de los problemas que se presenten, mientras que los que se casan por amor están enceguecidos por la pasión y pasan por alto estos aspectos. Este testimonio cita estudios académicos, que se han dedicado a investigar el asunto no sólo dentro de la sociedad india, sino en otras en las que también se da, como es el caso de los judíos ortodoxos. 
   Surya Sankar, otro usuario de Quora,  asegura que las cosas están cambiando, que al menos en la India urbana casarse por amor ya no es algo de herejes y no encuentra la misma resistencia violenta que sí puede esperarse en ciudades pequeñas y en áreas rurales. Sin embargo, todavía es visto como algo que perturba el orden social y se considera un acto revolucionario. 
 Y para concluír con estos testimonios, aquí va uno de un usuario de Quora que ha querido permanecer anónimo, pero que declara estar felizmente casado desde hace más de veinte años. Dice que los matrimonios concertados son parte integral del tejido social de la India, donde el matrimonio no es sólo la unión de dos personas, sino también la unión de dos familias. Eso hará posible que el respaldo de la familia esté disponible para la pareja en los tiempos difíciles, cuando los problemas de salud, financieros y otros sean agobiantes. 
   Podría profundizar mucho más, pero eso excedería el intento de este post. La relación de pareja, tanto en la India como en Occidente, es uno de los asuntos más importantes en la vida de un ser humano. Y el hecho de que en la India se siga prefiriendo el matrimonio arreglado y que este funcione en un significativo porcentaje de los casos, siendo la tasa de divorcios en la India considerablemente inferior a la tasa de divorcios en los países de Occidente, da para reflexionar, como muchas otras cosas de la India. 
   Mi conclusión es que estamos fuertemente condicionados por nuestra cultura y que logramos adaptar nuestras tendencias más íntimas a aquello que nuestra cultura marca. Pero como decía una amiga hindú: lo más importante es lo que haces para que tu matrimonio funcione, haya sido por amor o arreglado. Si ambas partes ponen lo mejor de sí para hacerlo funcionar, es probable que eso suceda. 

* El término hindú tiene dos acepciones. Por un lado indica a toda persona que practique el Hinduísmo, pero también sirve para señalar a todo habitante de la India.


domingo, 17 de enero de 2016

Peregrina en la India, novela blog

   He comenzado este blog para presentar mi tercera novela. Es la novela en la que más he trabajado, porque transmito conocimientos mediante ella, y aunque es entretenida (como tiene que ser toda novela) la importancia de lo que transmito hace que la sienta como mi novela más significativa. 

  Estoy publicándola en este blog, algunos años después de haberlo comenzado, por lo cual la convierto en una blogonovela.

   En la novela aparece la India que conocí muchísimos años atrás, durante un largo viaje, pero también la India que redescubrí al escribir la novela. Creo que la India está cambiando mucho, pero que en el fondo es la misma. Un país donde la gente, cuando se comunica con otros mientras viaja en un tren, habla de Dios y de religión con la misma pasión con la que en mi país la gente habla de fútbol o de política. Un país que es la cuna de una visión espiritual muy profunda y esclarecida, y cuyos textos religiosos fundamentales están entre los más antiguos del planeta.