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Esta es la tapa virtual

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miércoles, 24 de febrero de 2021

Padre Bede Griffiths y sus enseñanzas en una novela

 En el prólogo a la novela explico que:



  El padre Mark es un personaje inspirado por el padre Bede Griffiths…(y)

las enseñanzas del padre Mark corresponden a las del padre Bede Griffiths y están extraídas de sus libros (los cuales cito en la bibliografía) y un poco de mis recuerdos. También el ashram del padre Mark está inspirado por el ashram del padre Bede: describo los espacios, el ritmo y las actividades del ashram ficticio tal como eran y como las viví en Shantivanam durante el tiempo que pasé allí. 



 Y las siguientes citas corresponden a los capítulos 5 y 6 de la novela


   Detrás de la ventana abierta divisé la figura de un anciano. Vestía una túnica color azafrán que le dejaba los brazos y un hombro al descubierto, y parecía estar escribiendo, sentado frente a una mesa junto a la ventana… Tenía una espesa barba blanca, el cabello blanco y largo, y unos ojos azules muy luminosos… Parecía la imagen de la pureza.


Fui entonces consciente de dos realidades a la vez… Por un lado ese monje anciano, humilde, que se preocupaba por mi comodidad y que me hablaba en un inglés muy británico de cosas tan triviales como mi habitación y la rutina del ashram. Por otro lado esa energía amorosa, portentosa,  que parecía venir de él y me envolvía, deteniendo mis pensamientos y haciéndome casi llorar.


“La visión de los hindúes es la de una cósmica unidad, en la cual el ser humano y la naturaleza están sostenidos por un Espíritu que impregna todo. Y es esta visión lo que Occidente necesita aprender de Oriente.”   


 Y cuando el padre daba el sermón, sus palabras me impresionaban de un modo imborrable, no solamente por lo que decía, sino ‒y sobre todo‒ por cómo lo decía. Nunca, en las pocas veces que en mi vida asistiera a una misa y escuchara al sacerdote, había percibido esa fuerza, esa convicción, esa verdad. Todo en él era inspirador…


  El padre afirmaba que la religión cristiana es extrovertida: apunta al amor hacia los demás y a la caridad. Y que lo que tiene que aprender del Budismo y del Hinduísmo es su interioridad. También decía que las religiones semíticas, o sea, el Cristianismo, el Judaísmo y el Islamismo, tienen una seria limitación: su intolerancia. Y eso se debe a que han crecido con la convicción de que son la única y verdadera religión. En cambio, en las Tradiciones orientales, con sus innumerables divisiones y escuelas, hay respeto por los demás, hay paz entre ellos.  Pero a veces decía que en realidad todas las religiones son limitadas, porque están condicionadas por la cultura de donde emergieron, y que sus formas externas desaparecerán con el tiempo, cuando sean reinterpretadas de acuerdo a una visión moderna del mundo, y no a partir de la razón sino a partir de la experiencia mística.


  Mi amor por el padre Mark y mi deslumbramiento por sus enseñanzas no se basaba en rituales y sacramentos religiosos, sino en lo que emanaba de él y en su visión… Esa visión apuntaba a la búsqueda de la experiencia de Dios, a la experiencia del Sagrado Misterio, fundamentándose en una sabiduría que sobrepasaba a la religión que oficialmente lo cobijaba...


  A la mañana siguiente, durante su sermón, el padre Mark explicó que en realidad ‒en Occidente‒ todos somos cristianos, porque el espíritu cristiano impregna nuestra cultura, y aunque él era un monje católico, pensaba que ciertas reglas propias de la Iglesia eran demasiado estrictas y debían ser trascendidas, sobre todo en un ashram como Satyavanam, donde buscábamos el contacto directo con Dios. 


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