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Esta es la tapa virtual

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miércoles, 3 de marzo de 2021

Sri Aurobindo. El enigma de este mundo (3)

     

   Esa liberación y trascendencia no necesita imponer ineludiblemente una desaparición, un cese de la manifestación, sino que puede liberar para la acción a un Conocimiento y un Poder tan elevados e intensos,  que pueden tranformar el mundo y cumplir con el impulso evolutivo. Es un ascenso desde el cual ya no habrá caída,  sino un rápido y autosostenido descenso de Luz, Fuerza y Ananda. 

   Lo que se manifiesta es lo que está intrínseco en la fuerza del Ser, pero lo que la manifestación será, sus términos, su equilibrio de energías, sus principios, depende de la conciencia que actúa en la fuerza creativa, del poder de conciencia que el Ser envía desde sí hacia la manifestación. Está en la naturaleza del Ser la capacidad de graduar, de variar sus poderes de conciencia, y así determinar de acuerdo al grado y variación, el grado y alcance de esa auto-revelación. La creación que se manifiesta está limitada por el poder al cual pertenece: ve y vive en acuerdo con el mismo. Y sólo puede ver más, vivir más poderosamente, cambiar su mundo, si hace descender un mayor poder de conciencia, o abriéndose y moviéndose hacia un mayor poder de conciencia. 

   Esto es lo que está sucediendo en la evolución de la conciencia en nuestro mundo: un mundo de materia inanimada que produce  (bajo la presión de esta necesidad)  un poder vital y mental, que trae nuevas formas de la creación y que todavía está trabajando para traer, para hacer descender, algún poder supramental. 

   Además, es una operación de fuerza creativa que se mueve entre dos polos de conciencia. Por un lado hay una conciencia secreta (dentro y por encima) que contiene en sí todas las potencialidades de luz, paz, poder y deleite, allí eternamente manifiestas y aquí esperando su liberación. Por otro lado hay (afuera y por debajo) una conciencia que comienza desde la aparente oposición de la inconsciencia, de la inercia, de la presión ciega, del potencial sufrimiento, y crece al recibir en sí poderes más y más elevados, que hacen recrear su manifestación en términos más amplios. Y cada nueva creación de esta clase trae algo de su interna potencialidad, lo cual posibilita más y más el descenso de esa Perfección que aguarda por encima. 

   Mientras la personalidad externa que llamamos nosotros esté centrada en los poderes de conciencia inferiores, el enigma de la existencia, de su propósito, de su necesidad, será para dicha personalidad un enigma sin solución. Si algo de la Verdad es transmitida a este hombre mental, apenas imperfectamente la comprenderá. Y quizás la interpretará, usará y vivirá incorrectamente.  Su camino está hecho más de un fuego de fe que de una certera e indudable luz de conocimiento. Es sólo subiendo hacia una conciencia más elevada, más allá de la línea mental —y por lo tanto supraconciente por ahora para él— que podrá salir de su incapacidad e ignorancia. Su completa liberación e iluminación llegarán cuando cruce la línea y acceda a la luz de una nueva existencia supraconsciente. 

   Es esa trascendencia la que fue objeto de la aspiración de  místicos y buscadores espirituales. Pero esto en sí mismo no cambiaría nada en la creación de aquí: la evasión de un alma liberada del mundo no le proporciona al mundo ninguna diferencia. 

   Sin embargo, cruzar la línea  —si  tiene  un  propósito no solamente ascendente sino también descendente— significaría la transformación de la línea desde lo que ahora es (un límite, una barrera)  a un pasaje para los poderes más elevados de conciencia del Ser, que ahora están por encima. 

   Traer los poderes supremos que transformarán las condiciones aquí, significará una nueva creación en la tierra. Y eso causará una creación formada a partir de la completa inundación de luz espiritual y supramental,  en lugar de la creación que afloró en una parcial luz mental y a partir de la oscuridad de la inconsciencia material. 

   Es sólo mediante esa completa inundación del espíritu total que el ser humano podrá conocer (con todo lo que está involucrado) el significado y la temporaria necesidad de su descenso en la oscuridad. Y al mismo tiempo disolver esas condiciones, mediante una luminosa transmutación de lo Divino disfrazado, velado, aparentemente desfigurado, en una manifestación aquí de lo Divino revelado.  



                                                            Cartas sobre Yoga — Junio de 1933


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